Cerca de 1.000 anarquistas tomaron las calles principales de la ciudad de México. Quienes se inconformaron, principalmente, por el fuerte estado policial impuesto en el país y por las reformas laborales impulsadas por el gobierno, la cuales han ido perjudicando cada vez más los derechos y salarios de los trabajadores.
Las fuertes medidas de seguridad aislaron a los anarquistas del resto de los manifestantes por medio de un encapsulamiento que llevó a cabo las fuerzas antidisturbios. Gracias a distintas mediaciones, a la presión de varios compañeros y a la solidaridad del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), que se encontraban fuera del cerco, se consiguió romper el bloqueo, pero no sin que antes se hallan presentado roces con la policía. Así, la marcha de los libertarios pudo continuar sin contratiempos para culminar en la plancha del Zócalo.
Cabe destacar la importante presencia que se dio por parte de libertarios de distintas partes del mundo, como Grecia, Francia, España, Colombia, Alemania, etc.; y de la participación de compañeros de la AIT de la FORA y de la CNT; los cuales se encontraban en México participando del Primer Congreso Anarquista.
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