Por: viento sin fronteras.
Mecánica.
La democracia no es una pieza mecánica perfecta. Hace juego.
Y cuando el juego alcanza ciertos niveles empieza a afectar a 2 de los 4
tornillos que sujetan la base, se muestra claramente inviable aquello de la
representatividad. Mucho mas en un país que atraviesa una polarización por
demás absurda.
Quienes sostienen que la democracia es el baluarte máximo o
el pilar fundamental del orden social se equivocan. En la democracia prevalece
la fuerza política de la mayoría. Eso es lo que se conoce como la dictadura de
la mayoría y se desengrasa totalmente para rechinar cuando se enfrenta a la
realidad que brinda la posibilidad matemática que existe de situar el resultado
de la contienda por el poder o la mayoría, en un meridiano cero y paralelo
cero. Y he aquí la imagen de la situación venezolana que da jaque al concepto
de la democracia que se maneja. Democracia burguesa que le llaman.
Irremediablemente una mitad se impondrá sobre la otra. Pero,
si no es de esta manera, ¿como sería?
Bien Afortunadamente los anarquistas si tenemos una
respuesta para esto. Cuando llamamos a la abstención lo estamos poniendo sobre
la mesa. Cuando atacamos abiertamente el Poder sabemos que nuestra propuesta
pasa por señalar las divisiones absurdas que existen y que por supuesto deben
ser acentuadas por los partidos políticos en pugna durante las campañas
electorales.
Un mural en una calle cercana dice; Partidos obreros,
obreros partidos.
Parte de la tarea difícil que se nos viene como sociedad, y
es difícil por culpa de las alharacas electorales y el falso discurso
revolucionario mediático, consiste en convencer a la gente que esta
polarización impulsada durante tantos años es totalmente falsa.
Quien continué proponiéndolo de esa manera cae en el
maniqueísmo infantil; todos los opositores son la derecha y los chavistas somos
revolucionarios de la izquierda. Esto no representa la verdadera división que
nos afecta en lo inmediato. E incluso en cuanto a las decisiones económicas o
políticas internacionales, una lectura simple, desvela la convergencia de los
planes de ambos proyectos en una complicidad colaboracionista con las demandas
o exigencias del Capital Globalizado. No es el fin de este texto profundizar
sobre esto, pero les animo a que busquen información mas allá de los medios de
comunicación hegemónicos.
Explotados, explotadores. Dominantes, dominados. Oprimidos,
opresores. Víctimas, victimarios.
Es esta la dualidad real, y aunque real, jamas podría ser
representada con una proporción 50/50. No por lo menos en este país, bajo esta
coyuntura.
¿Cuanto representa la clase dominante?
Obviamente son una minoría frente a una mayoría que hoy mas
que nunca se muestra confundida. Y sorprende, cuando no asusta, observar como
tanta gente no es capaz de identificar las verdaderas causas de tamaño
disparidad.
Una muestra clara de quien sería la clase dominante sería
exponer que en Venezuela el mayor Patrón es sin duda; el Estado. Le siguen los
propietarios de los medios de producción que son privados. Y porque no, la
casta militar. Recuerden que estos últimos no producen nada, por lo que están
muy interesados en que el actual orden de esa disparidad se mantenga. Vienen a
ser unos parásitos que defienden los intereses de quienes les mantengan en una
posición de ventaja.
Existe una contra parte a todos ellos. Y pensando solo en lo
económico, son las personas que les mantienen con la producción de riquezas por
medio del trabajo. Aquel sector obrero o trabajador de la población que en
medio de un letargo asombroso resuelve paliar las condiciones de precariedad
económica optando por la economía informal o “matando tigritos”. Buscando de
aquí para allá la vía clientelar y amiguista donde ahorcarse. Esta disparidad
lejos de disminuir se ha acrecentado y las demandas de las voces que exigen
cambios estructurales han sido sometidas a muchas “esperas”. Las elecciones, la
salud del ex-presidente, el acoso del imperio, no darle armas a la derecha y un
largo etcétera. Todos hemos escuchado esto. Y sabemos que nadie acepta escusas
para siempre.
Así las cosas, es inevitable el aumento de la conflictividad
social; el desmoronamiento del chavismo y por ende la oportunidad de reconocer
un gigantesco error de reconocimiento de clase que ha sido el responsable de
ese letargo asombroso, de la desmedida indolencia frente a los atropellos del
poder y del silencio como estrategia política, cuando no complicidad afirmada y
absoluta; para no contradecir a quienes, desde una posición acomodada piden
sacrificios y exaltan los fines en detrimento de la coherencia con los medios
que utilizan.
Corazones rotos, superar el despecho.
Asistimos pues, a una fragmentación del lazo emocional
construido con las mas hipócritas intenciones de construir una cortina de cuero
que no permite la puesta al descubierto de una organización social
representativa basada el supremacía de unas directrices político-económicas
propuestas por unos pocos por encima de las aspiraciones de los individuos. Proceso
asistido por maquinas propagandistas que reproducen una realidad a la medida y
donde la igualdad es menos que palabra escrita. Asistimos al fin de un
espectáculo. Aunque esto no descarte que se inicie otro.
Tiempos de cólera se avecinan. Y solo por medio de la
organización de los de abajo se hará menguar definitivamente el sistema
democrático representativo fracasado y su nuevo clon; el poder popular
institucionalizado. Es esa organización, la de los de abajo, el único sistema
capaz de superar con creces cualquier expectativa de cambio promovida por una
institución que; partida en dos, corrupta, ineficiente, demagoga y asesina; se
muestra incapaz de resolver las demandas de quienes componen este tejido social
falsamente polarizado.
Son muestras aspiraciones y deseos en común aquella afinidad
poderosísima capaz de construir la felicidad que buscamos y nos merecemos.
Reconozcamos al otro como igual, y si lo es verdaderamente,
levantemos propuestas claras en lo local para resolver todo cuanto nos sea cadena
u obstáculo. Y obstáculo y cadena será todo aquello que evite la organización
de las personas u entorpezca la vía que da paso a encontrar nuestras propias
soluciones.
Que nuestros vecinos inmediatos sean nuestro campo de
ensayo.
De lo contrario, será todo lo contrario.